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Retribución

¿Qué tipos de retribución salarial existen?

Existen diferentes tipos de retribución salarial que determinan, en gran medida, el bienestar de la plantilla y su compromiso con la empresa. Estos dos aspectos son clave para la salud y el crecimiento de cualquier negocio, por lo que es importante crear un buen plan de retribución interno que satisfaga a toda la plantilla.

 

Importancia de una buena política de retribución

 

La política de retribución de una organización está pensada para distribuir el presupuesto para salarios de una forma justa y, sobre todo, en la que se tiene en cuenta los méritos y el rendimiento de cada empleado. Se trata, por así decirlo, de un conjunto de normas para asignar salarios, realizar subidas de sueldo, entregar bonificaciones, etc.

Para ello es importante determinar una política que tenga en cuenta aspectos clave como:

 

  • Costes empresariales.
  • Motivación.
  • Metas logradas.
  • Compromiso.
  • Objetivos personales.

 

La formación, la edad o la experiencia también son importantes pero no deben ser el único criterio, como se venía haciendo en muchas empresas. Si somos capaces de crear un sistema de valoración más completo, en el que se premie especialmente la productividad y la calidad del trabajo individual, lograremos mantener satisfecho y comprometido al mejor talento de la empresa.

Es por esto que las políticas de retribución son tan importantes. De hecho, se considera uno de los factores que más influyen en el nivel de satisfacción de la plantilla. Y el bienestar está estrechamente ligado a la motivación, la productividad o la creatividad. Si logramos este objetivo, tendremos equipos que participan en la resolución de problemas, que trabajan en equipo, con una actitud positiva… lo que es clave para cualquier organización. Para conseguir todo esto también es importante establecer una buena banda salarial.

 

 

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Tipos de retribución

 

Existen tres tipos de retribución del personal válidos y reconocidos en España. Lo normal es que cualquier política de retribución los contemple todos y los utilice para ofrecer las mejores condiciones laborales a los profesionales.

 

Retribución fija

 

La primera forma de retribución es la retribución fija, que se corresponde con la cuantía mínima que la empresa ofrece al trabajador y que se pacta por contrato. Ésta depende, normalmente, del cargo que se va a desempeñar dentro de la organización y de los sueldos del mercado. En ningún caso va ligada a objetivos o variables.

Una de las principales ventajas de este sistema de retribución es que aporta una gran tranquilidad a los trabajadores ya que saben cuánto van a ingresar todos los meses. Y su bienestar, como ya hemos dicho, beneficia a la organización. Sin embargo, como nota negativa, en algunos casos puede provocar cierto “apalancamiento” y que el trabajador pierda el interés por seguir aportando valor al equipo ya que da sus ingresos por sentado.

 

Retribución variable

 

En este tipo de retribución, la cantidad que el empleado cobra depende de su desempeño y del logro de unos objetivos previamente acordados. Por lo tanto, al contrario que la retribución fija, depende del rendimiento y no del cargo que se ocupa.

El sueldo variable tiene como objetivo motivar al trabajador para dar lo mejor de sí mismo y, normalmente, cerrar acuerdos comerciales o generar más ventas. Si la empresa gana, él también. Sin embargo, este sistema puede generar ciertos estrés o rivalidades entre la plantilla.

Lo más importante, para que funcione, es establecer un sistema de retribución claro, justo y coherente para que los empleados se sientan cómodos. Y, sobre todo, establecer metas alcanzables ya que, de lo contrario, puede resultar desmotivador. Por ejemplo: aumentar en un 2% las ventas del año anterior puede ser un objetivo asumible.

Esta retribución se puede traducir en bonus por objetivos, comisiones, participación en beneficios de la empresa… o cualquier método que determinen ambas partes. Todo esto ya lo hemos visto en nuestro artículo de cómo calcular las comisiones de los empleados.

Por otro lado, al sueldo variable se le pueden añadir complementos salariales. Estos son, por ejemplo, pagas extraordinarias o por antigüedad, complementos por nocturnidad o participaciones en los beneficios económicos.

 

Retribución flexible o en especie

 

El último tipo de retribución salarial se conoce como retribución en especie o retribución flexible. Se diferencia de los otros dos en que este no se paga con dinero, sino con productos o servicios que la organización ofrece al trabajador.

Hablamos, por ejemplo, de días de vacaciones, flexibilidad horaria, formación, vehículo de empresa, seguros médicos, cheques de guardería, tickets restaurante, planes de pensiones, tarjetas de transporte público, etc.

En algunos casos, algunas de estas retribuciones cobran más importancia que el salario en sí para el trabajador. Aunque es importante advertir que en España no está permitida la retribución en especie como única retribución salarial. Por tanto, debe combinarse con una retribución fija o variable.

 

 

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¿Cuál es el mejor tipo de retribución salarial?

 

Como hemos visto, cada tipo de retribución salarial tiene sus ventajas y sus desventajas, por lo tanto, la mejor política de retribución es aquella que se adapte a las necesidades de la empresa y, sobre todo, de sus profesionales.

No hay una única opción que funcione para todas las organizaciones; sin embargo, sí es importante que cualquier sistema retributivo cumpla con ciertos requisitos:

 

  • Simplicidad: es importante que sea fácil de entender y calcular para los empleados.
  • Transparencia: explicar con claridad cómo funciona el sistema y de dónde salen las cifras.
  • Alcanzable: ha de ser una meta asumible que, aunque requiera esfuerzo, sea factible.
  • Justo: no deben existir diferencias entre unos empleados y otros.

 

Y, sobre todo, que antes esté contratado con el departamento financiero y que se tenga en cuenta el coste de la empresa por cada contratación.

Adaptando el sistema de retribución a las necesidades de la empresa y cumpliendo con estos aspectos es posible lograr un buen equilibrio dentro de la organización.

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