El job hopping es una tendencia que ha cobrado fuerza con los millennials, una generación que cada vez cuesta más atraer y retener y salta voluntariamente de un trabajo a otro. Todo ello en busca de nuevos retos y mejoras en sus condiciones. Históricamente se ha visto con malos ojos que un profesional permanezca poco tiempo en una empresa; sin embargo, contratar a un job hopper puede traer muchas ventajas.
A continuación, te explicamos en qué consiste esta tendencia, cómo identificar a este tipo de profesionales y las ventajas que conlleva contar con ellos en tu equipo.
¿Qué es el job hopping?
El job hopping hace referencia a los profesionales que cambian de trabajo con frecuencia y lo hacen, además, de forma voluntaria. A estos se les conoce como job hoppers o job jumpers. Su traducción al español sería, respectivamente, ‘saltamontes de trabajos’ o ‘salta trabajos’.
Según un informe de Gallup, el 21% de los millennials encuestados cambió de trabajo en el último año y el 50% opina que dentro de un año no seguirá en su trabajo. Además, seis de cada 10 están abiertos a nuevas oportunidades laborales, lo que dificulta enormemente el proceso de reclutamiento y selección de personal.
Tal y como demuestran los datos, es una tendencia al alza en el mercado laboral. Cada vez vemos más profesionales que no permanecen más de dos años de media en un mismo empleo. Estos buscan de manera incansable nuevos retos y salir de su zona de confort.
Principales características de un job hopper
Por lo general, los job hoppers son profesionales jóvenes de entre 25 y 35 años. La mayoría cuenta con un expediente excelente y algunos también son completamente autodidactas. Les mueve la inquietud y la necesidad de superarse a sí mismos en el plano laboral.
Además, suelen responder a las siguientes características:
- Capacidad de aprendizaje: su naturaleza curiosa les empuja a estar formándose continuamente. Esto hace que, normalmente, estén al día de las últimas novedades de su sector y tengan la capacidad suficiente para asumir nuevos roles.
- Habilidades comunicativas y de organización: una amplia y variada trayectoria puede ayudar al profesional a mejorar sus dotes comunicativas y reforzar su visión organizacional. También es habitual que trabaje bien en equipo y sea una persona empática.
- Facilidad de adaptación a nuevos entornos: cuando uno está acostumbrado a enfrentarse a nuevas situaciones constantemente, su capacidad para adaptarse es mucho mayor.
- Gran proyección laboral: un job hopper tiene claras sus metas y analiza constantemente qué le está impidiendo llegar a ellas. Por lo tanto, son conscientes de sus carencias y trabajan para mejorarlas.
¿Cómo podemos identificar a un job hopper?
La mejor forma, y la más sencilla, de detectar a un job hopper es mirar su currículum prestando especial atención a las fechas y al tiempo que ha permanecido en cada empresa. Si identificamos que su media de permanencia es de dos años es que hemos dado con uno.
Para asegurarte de que estás en lo cierto y si su perfil te encaja, puedes entrevistarlo personalmente y aprovechar para saber más sobre él o ella. Trata de responder a estas preguntas:
- ¿Cuánto tiempo permaneció en su último empleo y en el anterior?
- ¿Por qué motivos se fue?
- ¿Fue una renuncia voluntaria o un despido?
- ¿Qué no le gustaba de su trabajo anterior?
Toda esta información te ayudará a hacerte una idea sobre esa persona, hacer una buena criba curricular y decidir si es interesante para tu empresa.
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Ventajas de contratar a un job hopper
Como hemos dicho al inicio, contratar a un job hopper puede ser beneficioso para la empresa. Su aparente falta de compromiso con sus empleadores puede verse compensada por otros atributos que hay que tener en cuenta:
- Son fáciles de atraer ya que, por lo general, están buscando constantemente nuevas oportunidades. Por lo tanto, las negociaciones también son más sencillas.
- Su productividad es alta, ya que están haciendo lo que quieren y eso les motiva mucho.
- Se adaptan muy fácilmente a los cambios y suelen ser personas muy flexibles.
- Su experiencia acumulada es diversa por lo que conocen más modelos de negocio, diferentes procesos internos, herramientas, etc. De esta forma aportan mucha riqueza al equipo.
- Saben trabajar en equipo ya que, al no permanecer mucho tiempo en la misma empresa, no suelen entrar en conflictos.
- Requieren una menor inversión en formación ya que son ellos mismos los que buscan mejorar su habilidades y ampliar sus conocimientos. No es la empresa la que tiene que estar creando planes adaptados para ellos.
- Poseen una amplia red de contactos que han ido adquiriendo a su paso por diferentes empresas, lo cual puede ser beneficioso para la organización.
- Realizar un buen proceso de offboarding será más sencillo ya que están acostumbrados a pasar por ellos.
Desventajas de contratar a un job hopper
Por supuesto, el job hopping también tiene sus desventajas para la empresa:
- El compromiso del job hopper con su empresa es más bajo ya que no suelen llegar a desarrollar un sentimiento de pertenencia.
- Están menos especializados en un área concreta al cambiar constantemente de trabajo.
- Carecen de visión para desarrollar proyectos a largo plazo.